jueves, 26 de agosto de 2010

libros,libros.libros.


Escribir algo, no es un trabajo cualquiera mucho menos sencillo. Simplemente la tinta correrá, sobre un lineal renglón (que, ojalá estuviese torcido), donde las letras, serán dirigidas a ningún lugar.
Esta mañana, después de leer Lady Ligeia y beber un poco de té, me dirigí a la librería. Camine, distraídamente: cruce grandes avenidas, observe los letreros llamativos, pise las losetas discordes del suelo. Todo marchaba de un modo “normal” (si, es que existe y permito la existencia y uso de este término en mi vocabulario)
Al entrar al recinto, no divise ninguna novedad. Los mismos enormes libreros, repletos, de obras de todos los tamaños y formas existentes. Los libros estaban acompañados de su enemigo común el polvo.
Me quite el abrigo y lo coloque sin cuidado alguno sobre el sofá de la oficina, dicha habitación, se encontraba vacía. Decidí amenizar con un poco de música (Acción que no me ayudo en absoluto, ya que, al encender el reproductor comenzó a sonar la danza macabra de Saint Sáenz, seguida de la marcha fúnebre de Mozart. Sentado frente al escritorio, decidí facturar y revisar los libros que habían llegado el día anterior. Concluida esta tarea, cargué las pesadas cajas de cartón que contenían los libros. Las coloque en el mostrador e instantáneamente comencé a colocar títulos por orden alfabético, por tema. Tan sistemáticamente como siempre: desde que el orden nació y existió.
Al subir a la cima de un inmenso librero. La escalera que lo acompañaba se desprendió de la madera sujeta a la pared. Y el peso de mi cuerpo fue presa de la gravedad. Mi cuerpo, que, ahora yace algo contundido…esta contundido en el piso, recién pulido. Me duele la mano derecha.
No pretendo levantarme y no la haré.
Las mismas hojas de papel, me atacan. Cayendo libro a libro, uno a uno, color a color, tamaño a tamaño, sobre mí.
Imagino esta imagen, tipo Quijote, un loco, repleto de libros.
Mientras espero que, alguien entre, me encuentre aquí. Sane mi mano, el cuerpo dolido, los tendones tensos, la mente divagando. Un pensamiento que, desea ser publicado. Como estos libros que: literalmente me están matando.

Xocolat


Y si tú, quieres probar su sabor, su cometido
Su supervivencia, en este mundo,
No puedes internar su ser:
Debes de contemplarlo y apreciarlo en su cúmulo total
El chocolate,
No es simplemente el grano de cacao,
Sino ver, como se hermana con azúcar y demás
Cada aroma,
Cada textura,
Cada color,
Conforman el fragmento de la totalidad
El chocolate, nace de la tierra,
Es árbol, es desembocadura histórica
Es placer derivado del trabajado
Arte, efímero
Que perdurara en la boca y el recuerdo
Grano de cacao, que, arrancado de la madre naturaleza
Será tierra habitada
El chocolate, es: árbol y grano
Hombre y naturaleza fusionados
En el sabor de lo absoluto
Cada pedazo de chocolate probado
Conjunta sabor y pasión